Испанский язык в контексте диалога культур: исследования и преподавание
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Partera. f. Mujer que tiene por oficio asistir a la que está de parto.
Comadrón. m. Сirujano que asiste a la mujer en el acto del parto.
Comadrona. f. Partera.
В определениях слов мужского рода comadrón и partero подчеркивается наличие соответствующей квалификации, медицинского образования (médico, cirujano), – характеристика, отсутствующая у существительных comadrona и partera.
3. Наличие пренебрежительного значения у коррелятов женского рода в элементарной родовой оппозиции.
В испанском языке есть родовые пары, в которых существительное мужского рода обозначает лицо по профессии и является стилистически нейтральным, а его коррелят женского рода содержит субъективно-эмоциональную характеристику лица (обычно подчеркиваются негативные качества), и его употребление снабжено в словарях стилистическими пометами coloquial «разговорное» и despectivo/ peyorativo «уничижительное». Иллюстрацией такого соотношения является пара verdulero/ verdulera:
Verdulero, ra. 1. m. y f. Persona que vende verduras.
2. f. coloq. Mujer descarada y ordinaria (DRAE 2001).
4. Семантическая асимметрия элементарной родовой оппозиции, обусловленная табу.
Для обозначения древнейшей женской профессии, проституции, было выработано в общей сложности около ста наименований (De mujeres a diccionarios 2004: 418). Среди этих номинаций – существительные женского рода, у которых коррелят мужского рода указывает на лицо мужского пола по профессии или виду деятельности.
Mujer pública. f. Рrostituta (DRAE 2001).
Hombre público. m. El que tiene presencia e influjo en la vida social (DRAE 2001).
5. Влияние субъективной оценки.
а) Часто носители языка выбирают форму общего (мужского) рода, потому что считают ее более приемлемой ввиду ее большей распространенности, а также потому что не все словари включают гендерные корреляты, и существуют сомнения в степени допустимости некоторых наименований профессий женского рода в официальном регистре речи.
б) Фонетический облик слова также может влиять на широту его распространения в узусе. По мнению ряда носителей языка, некоторые формы эстетически не приемлемы (suenan mal).
в) В сознании носителей языка номинация мужского рода подчеркивает более высокий профессиональный уровень и обладает престижем по сравнению с формой женского рода. Многие женщины-врачи предпочитают называть себя la médico вместо la médica, а поэтессы – la poeta, а не la poetisa (Castellanos 2003; Pilar García Mouton... 2006: 7).
В заключении хотелось бы отметить, что в современном испанском языке образование номинаций женского рода в сфере профессиональной и социальной деятельности является активным процессом. Этому способствует языковая гендерная политика, которой придается огромное значение в социальной и политической жизни испанцев.
ЛИТЕРАТУРА
1. Степанова Л.Н. Категория рода в испанском языке и лексические дублеты в испанском языке. – М., 1972.
2. Alamar I. En femenino, por favor. 2004. (s/
info/especulo/cajetin/enfeme.phpl).
3. Andrés Castellanos S. ¿Poeta o poetisa? Universidad Complutense de Madrid, 2003.
4. Ayala Castro M.C., Guerrero Salazar S., Medina Guerra A.M. Manual de lenguaje administrativo no sexista. Asociación de Estudios Históricos Sobre la Mujer (Universidad de Málaga), 2002.
5. Gramática descriptiva de la lengua española. Real Academia Española. Madrid, 1999.
6. Lledó Cunill E., Calero M.A., Forgas Berdet E. De mujeres a diccionarios. Evolución de lo femenino en la 22a edición del DRAE. Madrid, 2004.
7. Pilar García Mouton, directora del Instituto de la Lengua Española (CSIC) // Donde dice... Octubre-diciembre del 2006. №5. Págs. 6-8.
^ ЛЕКСИКОГРАФИЧЕСКИЕ ИЗДАНИЯ
1. Diccionario de la Real Academia Española. 19a ed. Madrid, 1970.
2. Diccionario de la Real Academia Española. 21a ed. Madrid, 1992.
3. Diccionario de la Real Academia Española. 22a ed. Madrid, 2001.
4. Diccionario Clave de uso del español actual ( />librosvivos.net).
^ ИСТОЧНИКИ ИНФОРМАЦИИ
1. www.elpais.es
2. www.rae.es
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КУЗНЕЦОВА Л.И. (МОСКВА, РОССИЯ)
ЕВРОПЕЙСКИЕ ЗАИМСТВОВАНИЯ
В ИСПАНСКОМ ЯЗЫКЕ КУБЫ
^ L. KUZNETSOVA (MOSCÚ, RUSIA)
PRESENCIA DE LOS EXTRANJERISMOS
DE LAS LENGUAS EUROPEAS EN EL ESPAÑOL DE CUBA
En la formación del español de Cuba han participado varios componentes étnicos fundamentales: el indoamericano, el africano y el europeo y un largo proceso de transculturación e interferencia linguística ha matizado la lengua. Independientemente de esto, el español de Cuba no ha estado ajeno al influjo de otras lenguas europeas presentes en el área, como es el caso del francés y del inglés.
No obstante que de España procede gran número de gallicismos presentes en el español de Cuba, puede afirmarse que el influjo de la lengua francesa en el léxico cubano comenzó a hacerse sentir más a partir de los sucesos de la Revolución Haitiana con la llegada a las plantaciones orientales de 197000 haitianos negros, así como un gran número de colonos franceses que huyendo de la revolución se asentaron en Oriente conservándo durante mucho tiempo la cultura material y espiritual tradicional. Apellidos como Crombet, Lafitte, Lafargue, Laferté, con innumerables grafías diferentes, menudean en el habla cubano. El caficultor de la Sierra Maestra no mide su superficie de cultivo en caballerías, rosas ni cordeles. Su unidad es el caró (del francés carreé, “cuadrado”), igual a un décimo de caballería. En el territorio de la antigua provincia de Oriente, la mecedora es siempre un balance (de balançoire).
En el pleno siglo XX, la tendencia de la burguesía criolla de imitar modales y costumbres francesas, hizo que el francés se dejara sentir de nuevo en Cuba: bidel (franc. bidet), creyón (franc. crayón) “lápiz labial”, premier (franc. premiére), “estreno de una obra”, chemis (franc. chemise) “camisa”, vedet (franc. vedette) “estrella de teatro o de cine”, amateur “aficionado”, restaurant “restaurante”. El refinamiento burgués de la época requería el retoque de innumerables galicismos.
Desde el siglo XIX, cuando las relaciones económicas entre Cuba y los Estados Unidos comienzan a consolidarse vienen ganando terreno los anglicismos. Los puertos de la Habana y Nuevitas constituyen el gran embarcadero de azúcar cubano y son frecuentados por los barcos norteamericanos. Además, conjuntamente con los jornaleros procedentes de Haití, llegaron a Cuba 114000 jamaicanos que se asentaron en las regiones orientales y en la isla de Pinos, supieron preservar su cultura y hablaban y escribían el inglés. Podemos decir que para el año 1951 los inmigrantes británicos, norteamericanos y canadienses constituían el 12% del total de extranjeros en territorio cubano. A diferencia de galicismos que tenían una presencia predominantemente literaria, los anglicismos están en boca de todos los hispanohablantes, en los dominios de negocios, la política, la cultura, con la mayor incidencia en el área semántica de los deportes y de la técnica. En el deporte la importancia de términos ha sido tan fuerte, que muchos de ellos fueron asimilados: fútbol (ing. foot-ball) “balonpié”, beisbol (ing. base-ball) “pelota”, basquetbol (ing. basket-ball) “baloncesto”, voleibol (ing. volley-ball), ring “cuadrilátero”, estray (ing. strike), etcetera.
La medicina conserva también innumerables anglicismos como by-pass “derivación”, cross match “prueba cruzada”, scanning “escansión”, test “prueba”, distress respiratorio “dificultad respiratoria”, etcetera.
En lo referente a la electricidad y la electrónica las aportaciones son cuantiosas: catao (ing. cut-out) “desconectador automático”, chun (shut) “la resistencia conectada en paralelo con otro elemento de conmutación”, plo (ing. plug) “enchufe”, breiquer (ing. breaker) para denominar al “interruptor automático”. La irrupción de la computación ha dado por resultado que un sinnúmero de voces y locuciones inglesas se escuchen frecuentemente: printer “impresor”, hardware “mecánica de las máquinas”, software “pensamiento almacenado”, floppy “disco flexible”, display “pantalla”, etc. Se españolizan además voces inglesas, como resetear (ing. reset) “reajustar”, deletear (ing. delete) “borrar”, runear (ing. run) “correr”.
Muchos establecimientos comerciales, cines, hoteles han conservado sus antiguos nombres o se les identifica por sus sustituidas denominaciones, lo cual revela el arraigo de los anglicismos en Cuba: ^ Ten Cent, Roseland, Jalisco Park, New York, Park View, City Hall, Coney Island, Duplex, Caribean, Víbora Park, Country Club, etcetera. En el habla popular suele decirse: “El show de Tropicana está magnífico”, en lugar del espectáculo, “¿Me trajiste un sandwich del Potín?” en vez de emparedado, “Siempre la veía en el dancing del Marazul” y no en el salón de baile, “ El camping del Mégano es el que más me gusta” o “Prefiero más este camping que el otro” por no decir la instalación de campismo, “Es flaca pero tiene sex-appeal” (atractivo sexual). Confort en vez de comodidad, mitin relámpago cuando se trata de la reunión rápida, record en vez de registro.
Puede afirmarse, por tanto, que la influencia del inglés y de los extranjerismos en general, sobre el español de Cuba ha sido y es aún considerable y constituye un asunto importante en la diversificación léxica del mismo.
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ЛАРИОНОВА ^ М.В. (МОСКВА, РОССИЯ)
«ВТОРНИК, 13» ИЛИ СУЕВЕРИЯ
КАК ЧАСТЬ НАЦИОНАЛЬНОЙ КУЛЬТУРЫ
M. LARIONOVA (MOSCÚ, RUSIA)
“MARTES Y 13”, O SUPERSTICIONES
^ COMO PARTE DE LA CULTURA NACIONAL
La palabra “superstición” es un término que usamos para referirnos a un conjunto de creencias que, en nuestra opinión, pueden alterar el destino o predecir la suerte o una desgracia. Las supersticiones constituyen una parte muy antigua de la herencia humana.
Huimos de los gatos negros, evitamos el número trece, tocamos madera cada vez que decimos algo que no nos gustaría que nos pasara, sentimos miedo ante un espejo roto. Por otro lado, nos esforzamos por recibir el ramo de la novia cuando ésta lo tira por encima del hombro, en secreta esperanza de casarnos pronto, colgamos una herradura en casa para mantener al diablo fuera del hogar y atraer la suerte, llevamos amuletos y talismanes para protegernos de la mala suerte. Hay miles de supersticiones que seguimos aunque en realidad todos sabemos que estas creencias populares no tienen una explicación lógica. La mayoría de ellas nació en civilizaciones antiguas y pasando por los siglos llegó a nuestra cultura contemporánea. A lo largo de los tiempos los temores y la ignorancia humana crearon mitos, algunos de los cuales luego se transformaron en las supersticiones. Las supersticiones funcionan como un mecanismo de defensa ante lo que desconocemos o se crean para conseguir algo que se desea con mucha intensidad y lo que resulta inalcanzable. A menudo las supersticiones son una expresión de nuestras múltiples inseguridades e incertidumbres.
Las supersticiones cambian de una sociedad a otra, según las tradiciones, costumbres y prácticas acumuladas por un pueblo concreto. No es de extrañar que las personas de otras culturas a menudo afronten dificultades al topar con algunas de las supersticiones rusas. Un periodista español que trabajó varios años en Moscú comparte su experiencia con los lectores de Inopressa.ru. Una vez volviendo a casa a altas horas de la noche tomó un taxi y quedó sumamente sorprendido, para no decir asustado, de que el taxista, un señor ya entrado en años, hubiera frenado el coche en medio de una carretera desierta donde apenas hubo luz. “Ha llegado mi última hora”, así fue la primera idea que cruzó la mente del corresponsal que pensó en los posibles cómplices del taxista escondidos en la oscuridad de aquel lugar y dispuestos a asaltarlo. Cuando reunió las fuerzas y se dirigió al chófer preguntándole por la causa de una detención tan inesperada, el taxista a su vez le miró con gran sorpresa en los ojos: “¿Acaso no ha visto un gato negro? Ahora debemos esperar a que pase por aquí algún otro coche que nos adelante porque si no, habrá una desgracia,” explicó el conductor tocando el botón de su cazadora y escupiendo tres veces por encima del hombro izquierdo. Así pasaron largo rato en plena noche aguardando un automóvil o a un transeúnte que cruzara la invisible trayectoria felina.
No menos sorprendente le pareció al señor la costumbre rusa de no saludar a los huéspedes hasta que entren en casa pisando por el umbral. Alargar un brazo por encima del umbral augura una riña o una separación. Pero más aún le impresionó al periodista el diálogo que sostuvo con una vecina suya a quien felicitó con motivo del nacimiento de su primogénito. La mujer habló de su hijo recién nacido llamándolo “feúcho, flacucho y antipático”. Pero al ver el asombro que el señor español no alcanzó a disimular y que se le pintó claramente en la cara, la mujer le explicó que lo había dicho para evitar el posible efecto del “ojo dañino”. Las madres rusas no deben alabar públicamente a sus hijos pequeños que, por supuesto, son todos simpatiquísimos y dulces por temor de que un halago pueda aojarlos.
Las creencias y las supersticiones, aunque no tengan ningún sentido y sean absurdas porque no se basan en ningún precepto lógico, se observan incluso en ambientes universitarios. Parece extravagante pero en Rusia si deseamos que alguien tenga suerte en lo que hace o emprende, debemos reñirlo, poniéndolo como un trapo, y mejor en voz alta. Los estudiantes que aspiran a aprobar sus exámenes con las calificaciones más altas piden a sus padres y amigos que los regañen fuertemente y entran en el aula del examen con una moneda de cinco rublos debajo del talón izquierdo.
La superstición es un tipo de creencia. Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la superstición es una “creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón; fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo” (1, 2111). En la mayoría de los casos el supersticioso es conciente de lo absurdo que es su creencia, no obstante, sigue creyendo en que acciones como romper el espejo o cruzarse con un gato negro pueden realmente traer un sinfín de desgracias y no deja de tocar la madera en ciertas ocaciones “por lo que pueda pasar”.
Aunque las supersticiones tienen arraigo y tradición prácticamente en cualquier sociedad, es natural que cambien de un país a otro. Por ejemplo, entre todas las supersticiones referentes a la mala suerte, la inquietud relacionada con el número trece afecta a muchos países: los norteamericanos en sus famosos rascacielos y en edificios de apartamentos dan al piso que sigue al doce el número catorce; los franceses nunca atribuyen a las señas de una casa el número trece; los italianos lo omiten en la lotería nacional. “Martes y trece no te cases ni te embarques”, dicen los españoles, mientras que para los rusos el día considerado como paradigma de la mala suerte es el viernes, trece. Otro día fatídico en el marco de la semana para los rusos se traslada al lunes pero nunca al martes.
La mayoría de las supersticiones que conservamos actualmente tiene sus orígenes en culturas antiguas. La imposibilidad de dar explicaciones razonables a determinados hechos o fenómenos llevó a otorgar a ciertos objetos, números o conductas el poder de traer la buena o mala suerte. La maldición de la cifra trece probablemente se basa en el número de comensales de la Última Cena, además la venida de Anticristo se recoge en el capítulo trece de Apocalipsis, la cabala daba cuenta de trece espíritus del mal, en el tarot este dígito hace referencia a la muerte. Sin embargo, en Rusia en general la magia del número trece no es tan fuerte como en Europa o Estados Unidos. Los rusos vivimos en casas, pisos y apartamentos que llevan este número, las compañías aéreas rusas no aplazan los vuelos cuya salida coincide con la fecha trece, ni las agencias turísticas en este país rebajan el precio del viaje en el supuesto de que inicie el día trece.
Otras supersticiones encuentran explicaciones más “prácticas y prosaicas”. En la Edad Media, cuando cundía al máximo el temor a la brujería, nació el miedo a un gato negro que se cruzara en el camino, porque las brujas lo usaban para sus ceremonias y poseían el poder de transformarse en él. En aquellos años lejanos también adquirió su poder mágico la herradura. Se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos y cualquier cosa que les recordara un caballo, especialmente una herradura de hierro, las aterrorizaba porque poseía una fuerza protectora contra ellas. En Rusia, al herrero que forjaba herraduras se le consideraba dotado de capacidad para realizar “magia blanca” contra la brujería. Basta con recordar las obras inmortales de Nicolay Gogol que incluye el herrero y la bruja como protagonistas de una serie de sus cuentos costumbristas. Del folklore ruso sabemos que los juramentos solemnes relativos al matrimonio, los contratos comerciales y las compraventas de propiedades se prestaban a menudo sobre los yunques utilizados para martillear las herraduras. Resulta curiosa la posible explicación de carácter religioso y económico a la vez, de una de las más extendidas supersticiones portadoras de mala suerte: romper un espejo conduce a siete años de desgracias. Por un lado, ya en el siglo I los romanos sostenían que la salud humana cambiaba en ciclos de siete años. Por eso el espejo que refleja la imagen de una persona, si se cae o se rompe, anuncia siete años de mala salud o infortunios para esta persona. Por otro lado, cuando en el siglo XV en Italia iniciaron la fabricación de espejos de cristal, el precio de los primeros espejos era tan alto que para los sirvientes que limpiaban esos tesoros llegar a romperlos equivalía a siete años de un destino infeliz, peor que la muerte. Existe una serie de supersticiones relacionadas con la sal: pasar la sal mano a mano trae una pelea; tirar la sal por detrás asusta a demonios, etc. La explicación resulta fácil: en antigüedad el precio de la sal era muy alto; con sal pagaban los bienes (de ahí proviene la palabra “salario”). Por eso derramar la sal provocaba riñas. Hasta los demonios que siguen a una persona desean quedarse con un poco de sal y si se la tiramos un poquito para distraerlos, nos dejan en paz.
Puesto que se trata de las creencias populares que no están escritas en ningún sitio, existen muchas variaciones y en algunos casos, interpretaciones muy subjetivas de diferentes supersticiones. Una información curiosa la encontré en las páginas de “El País” durante los días del último campeonato mundial de fútbol. El artículo se titulaba “Las supersticiones del señor Zapallo” (El País, 29.06.06) y contaba que el ex jugador, ex entrenador y actualmente el coordinador técnico de la selección nacional de Brasil estaba seguro de que su equipo sería campeón del Mundial no porque tuviera a los mejores jugadores del universo sino porque su equipo empezó a jugar en un martes, trece de junio, y el número trece, en su autorizada opinión, le daba suerte a su equipo y a él personalmente. No nos queda más que deplorar las esperanzas frustradas del señor Zagallo porque sabemos que la Copa mundial la ganó la seleción italiana.
Las supersticiones que representan una forma prejuiciosa de juzgar la información que tenemos sobre el mundo que nos rodea, contienen una sabiduría popular. Las supersticiones reflejan las situaciones esteriotipadas de la mentalidad nacional que se basan en el folklore, la tradición histórica, social, cultural y hasta climática. Comparemos las interpretaciones de algunas supersticiones españolas y rusas para darnos cuenta de las diferencias etnoculturales entre ambos países:
– derramar sal en España genera una desgracia; en Rusia tiene una interpretación más concreta: la sal derramada predice una riña, por eso para evitarla se cree que hace falta reír altamente;
– el mango del cuchillo, al caer, apunta en la dirección de donde provendrá la buena suerte o los amigos, según consideran los españoles; los rusos saben que un cuchillo caído significa una llegada inesperada de un hombre, mientras que una cucharra caída augura una visita de una mujer;
– toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana proporciona en España un día infeliz y fracaso de los planes; en Rusia, encontrar a una mujer o un hombre con un cubo o una cesta vacíos incita la mala suerte;
– los españoles suelen echar sal detrás del hombro para aplacar a los malos espíritus que están tras una persona; los rusos, persiguiendo el mismo objetivo, escupimos tres veces obligatoriamente detrás del hombro izquierdo;
– en España cuando uno sin darse cuenta se pone alguna prenda al revés, es que se va a producirse una sorpresa, un imprevisto bueno o malo; en Rusia en tal situación es necesario golpear ligeramente a la persona para ayudarla así a evitar posibles disgustos;
– en España dicen que la persona que desea que la acompañe siempre la felicidad y la prosperidad, debería llevar consigo la pata de un conejo. En Rusia está superstición no es tan arraigada pero eso no quiere decir que a los rusos no nos interese atraer la buena suerte. La mejor manera de hacerlo es esperar a que te toque un “ticket de la suerte”. Hace poco los billetes que se vendían en el transporte público tenían seis cifras y en el caso de que coincidiera la suma de los tres primeros números con la de los tres restantes, tal ticket se consideraba “feliz” y pronosticaba suerte a su dueño. Pero para que la suerte de verdad tuviera efecto, era indispensable que... comiéramos tal billete. Y nos lo comíamos o, por lo menos, lo guardábamos en un rinconcito de nuestra cartera plenamente seguros de que generaba felicidad;
– en España cuando se te caen repetidamente las cosas, se dice que alguien se estará acordando de ti. En Rusia cuando a uno se le arden las mejillas o las orejas, también se cree que alguien le está recordando;
– los españoles nunca abren un paraguas bajo techo dentro de una casa, considerándolo una costumbre mala. En Rusia todo el mundo lo hace al llegar a casa o a la oficina de la calle si está lloviendo para que se seque.
La lista de supersticiones es muy larga y con el tiempo no disminuye. Parecería lógico que a medida que se desarrollaban las ciencias y el progreso, las supersticiones ocupasen un lugar secundario en nuestra vida. Sin embargo, las encuestas llevadas a cabo en España, en Rusia, en Italia y otros países demuestran que las creencias supersticiosas aunque se varían en culturas diferentes, están sobreviviendo un verdadero auge. ¿Por qué pasa así? El fenómeno, seguramente, tendrá muchas explicaciones, pero sería inútil negar el hecho de que cumplan en nuestra vida una misión muy positiva de estabilidad para las preocupaciones síquicas de la gente, funcionando como mecanismo de defensa contra infortunios y augurios malos.
Las peculiaridades étnicas y culturales determinan los tipos de comportamiento propios para los representantes de diferentes naciones. Para penetrar en los misterios de la mentalidad ajena se requieren muchos conocimientos, observaciones y experiencias, basadas en las nociones y valores de la cultura nacional. Las supersticiones, los prejuicios y las creencias de todo tipo forman parte integrante de la sociología nacional que está estrechamente ligada con la historia y cultura del país y por eso merecen nuestra atención y estudios.
LITERATURA
1. Diccionario de la lengua española. Real Academia Española, vigésima segunda edición. – Madrid, 2001.
2. Costa I.P., Roldán G. Enciclopedia de las supersticiones. – Barcelona: Planeta, 1997.
3. Candón M., Bonnet E. ¡Toquemos madera!: Diccionario e historia de las supersticiones españolas. – Barcelona: Círculo de lectores: Anaya, DL 1997.
4. Сергеева А.В. Русские стереотипы поведения, традиции, ментальность. – М.: Флинта-Наука, 2005.
ЛЕСКАЙЛЕРС ^ О. (МАДРИД, ИСПАНИЯ)
ИСПАНСКИЙ ЯЗЫК ЛАТИНСКОЙ АМЕРИКИ: