Московский государственный институт международных отношений (университет) мид россии

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7. Давыдов В.М. Ветер перемен в Латинской Америке. Журнал «Россия в глобальной политике», №6, Ноябрь-Декабрь 2006.

8. Lakoff, G. Johnson M. Metaphors we Live By. – London: The University of Chicago Press, 1980.

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Yakovleva V.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

El proceso de renovación del léxico en el español moderno

Процесс лексического обновления
в современном испанском языке


El proceso de la renovación léxica, de aparición de nuevas palabras, nociones, voces o conceptos es natural para cada idioma que se habla en el mundo. Con los cambios en la vida social, económica, administrativa, política, cultural e intelectual que se deben primeramente al desarrollo progresivo de la ciencia, al creciente papel de altas tecnologías en todas las actividades de la sociedad moderna, incluso al proceso de la globalización, con todos estos cambios, repito, cambia mucho la lengua viva. “Una lengua que nunca cambiara sólo podría hablarse en un cementerio”, dice Fernando Lázaro Carreter, a la hora que añade: “La renovación de los idiomas es aneja al hecho de vivir sus hablantes, al anhelo natural de apropiarse de las novedades que el progreso natural o espiritual va añadiendo a lo que ya se posee, y de arrumbar, por consiguiente, la parte inservible de lo poseído”.

Cuando el progreso nos ofrece cosas nuevas, objetos materiales o intelectuales recién aparecidos, al mismo tiempo nos trae palabras o términos nuevos, formas de hablar nuevas, ajenas, que no son propias a nuestro idioma, pero funcionan en ciertas esferas. Por ejemplo, el lenguaje de Internet se basa en los términos de origen inglés que se aplican tanto por los programadores, como por los usuarios de diferentes naciones. Este mecanismo de renovación léxica mediante los préstamos es muy productivo en todas las lenguas, y es muy natural, porque a la hora de prestar o apropiarse de una cosa u objeto nuevo, se presta su nombre, que a veces se adopta a los mecanismos y a las normas del idioma prestador. De esa manera se hispanizaron las palabras como eslogan, esprín, estándar con la e- protética, o los vocablos prestados a calco como cuarto de estar, fin de semana, luna de miel, los que F. Lázaro Carreter califica de “mejoras de vivir” que nuestra sociedad ha reclamado como suyas por necesitarlas. Tales palabras reciben en el idioma el nombre de “neologismos”. Neologismo es, según el Diccionario de Lingüística de la editorial Alianza Editorial, “toda palabra de creación reciente o recientemente tomada de otra lengua, o a toda acepción nueva de una palabra ya antigua. Neología es el proceso de formación de nuevas unidades léxicas. Según la extensión que se asigne al término, neología se limitará a designar las palabras nuevas o se incluirá en ellas a todas las nuevas unidades de significación (palabras nuevas y nuevas combinaciones)”.

Es natural, que todo lo relacionado con la informática y las telecomunicaciones haya traído consigo un nuevo lenguaje de neologismos, y en la mayoría de ellos, a su vez, se buscaron vocablos del latín y del griego, por lo que son cultismos. Por ejemplo, fax es una palabra apócope del latín “facsimile”, lo que no debería permitirse, en cambio, son las formas verbales faxear, faxeando. Se deberían sustituir por “enviar un fax”. Los megas-, etc. de los ordenadores no son más que prefijos griegos. Si observamos el lenguaje empleado en los manuales de informática, deducimos que muchos de ellos son traducidos en América, lo que denomina F. Lázaro Carreter, “el español de América que tiene unas peculiaridades léxicas y sobre todo es más permeable que el de España a la incorporación de neologismos y anglicismos (en nuestra vida cotidiana directamente del inglés, se utiliza “bajar” para obtener algo de “la Red” (de download, down, “abajo” y load, “cargar”) y, en contraposición, “subir” para hacer disponible algo en Internet (upload, de up, “arriba”). Eso es debido a la presión angloamericana, por un lado, y la inmigración procedente de los más diversos países, por otro, lo que ha determinado la existencia de abundantes voces nuevas en aquel continente, algunas usadas en España, pero otras no. Como ejemplo más destacado Pedro José Sampedro Losada nos ofrece el vocablo ordenador. Este, es usado mayoritariamente en España, sin embargo, en Hispanoamérica se emplea el término computadora e incluso computador, para designar la palabra inglesa computer.

Dentro del neologismo se distinguen dos clases de vocablos: 1) neologismo de forma y 2) neologismo de sentido, siendo su característica común la de denotar una realidad nueva (nueva técnica, nuevo concepto, nuevos realia de la comunidad lingüística en cuestión). Neologismo de forma consiste en fabricar nuevas unidades, son palabras creadas a partir de cambios morfológicos de vocablos ya existentes en la propia lengua: por ejemplo, aeronave se forma de la unión de aéreo más nave; teledirigido se forma de la unión de tele y dirigido. Hay muchos procedimientos existentes en la lengua que permiten la neología de forma: prefijación (ciber- *ciberespacio; inter-*interfaz; hiper-*hipertexto; meta-*metared; multi-*multimedia; super-*superautopista), sufijación (-al *educa- cional, opcional; -ear *atachear, chequear), préstamo (cliquear, disco duro, disco flexible, módem), y empleo de siglas (RI – Red Iris, Ibertex). Neologismo de sentido consiste en emplear un término ya existente y otorgarle un contenido que no tenía antes, ya sea conceptualmente nuevo, este contenido o bien se expresase hasta entonces mediante otro término. Son palabras nuevas a partir de vocablos ya existentes en la propia lengua que sufren cambios semánticos o de significado: por ejemplo tío (un pariente que resulta ser el hermano de alguno de los propios padres) se transforma en cualquier expresión para llamar la atención de la otra persona y de otras, como chico u hombre; camello que es un animal, también puede ser un traficante de drogas. Este es el neologismo más frecuente, ya que el idioma se transforma constantemente con nuevos matices de expresión. Este neologismo parece que puede proceder, en el habla, de orígenes diversos. Puede ser el resultado de una metáfora que ha pasado a la lengua. Así como, se puede obtener por un cambio de sentido. De esta última característica encontramos bastantes ejemplos en informática: icono, navegante, entrada, bajar del Internet, moderador, lanzar un programa, etc. Los neologismos necesarios aparecen cuando nuestra lengua carece de un término equivalente al nuevo. Así ocurrió, por ejemplo, con la palabra patata, procedente de América: con el vegetal, entró el nombre con que los indígenas lo designaban, o con la palabra café, que vino a muchas lenguas con esta bebida de tanto sabor. Otros neologismos necesarios y más recientes son bikini, tren o radar, estándar. Los neologismos necesarios enriquecen el idioma, les permiten servir de instrumento expresivo para la civilización y la cultura, que siempre avanzan.

En cambio, los neologismos superfluos desvirtúan el idioma en el que se insertan, desplazando las palabras que fijó el pueblo. Sin embargo, los neologismos superfluos aparecen bien por moda bien por ignorancia. A muchos les parece más elegante utilizar una palabra extranjera en vez de propia ya existiente, por ejemplo, aperturar (cuando existe abrir), accesar (cuando existe acceder), soportar (cuando existe apoyar) en español. E-mail sustituyó de esa manera correo electrónico. Una de las razones es el principio básico e imperante tanto en español como en ruso de economía de recursos lingüísticos, el que, a su vez, se debe a la prisa que tiene hoy todo el mundo. Una historia parecida ocurrió col la palabra blog, que hoy día es un obligado neologismo, porque no hay palabra española nueva o existente que designe el concepto de manera satisfactoria Un blog es una página web actualizada periódicamente cuyos contenidos son mostrados de manera cronológica y, generalmente, cronológica inversa – lo más reciente antes. Blog ya tiene un nivel de estabilidad importante y su propia familia de palabras. El término de la sociedad mediática, que proviene del fracés para calificar lo concerniente a los medios de comunicación o a lo transmitido por ellos, ha adquirido ya en pocos años un disfraz hispano y un alto grado de distinción.

De hecho, la globalización ha dado como consecuencia un contacto cada vez mayor entre las lenguas, especialmente el inglés que está marcando las pautas de la creación neológica e “invadiendo” el resto de lenguas del mundo. Normalmente el flujo de las novedades se produce desde una lengua a otra u otras cuyos hablantes le conceden explícita o implícitamente la condición de líder, y ahora, como vemos, esta función la ejerce el inglés como la lengua de nuevos contactos, comunicación, altas tecnologías. F. Lázaro Carreter recuerda, que “en Roma fue Horacio quien sostuvo la licitud de emplear términos, sore todo de origen griego, para poner al día las ideas... del mismo modo que los bosques renuevan su follaje con la sucesión rápida de los años, así caen las viejas palabras y se ve... como florecen y adquieren fuerza las últimas que han nacido”. Sin embargo, a pesar de todas las ventajas y progresos de lo nuevo, esto nuevo no debe sustituir por completo todo lo propio acumulado por la lengua cualquiera. Muchos científicos, lingüístas defendieron y siguen defendiendo la aparición de palabras nuevas tanto en la lengua común como en la de ciencia, comunicaciones, artística “con la única condición: que tales vocablos enriquecieran nuestro idioma o lo ornasen” (F. Lázaro Carreter).

LITERATURA

1. Lázaro F. Carreter, “El dardo en la palabra”, Barcelona, 2001.

2. Horcas Villarreal, J.M.: El español: dobletes, cultismos y neologismos, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, abril 2009, .

3. Pedro José Sampedro Losada: Anglicismos, barbarismos, neologismos y «falsos amigos» en el lenguaje informático.

4. Fernández Fernández, Maximiliano: La incorporación de neologismos al español actual. Extranjerismos y nuevas acepciones. Ávila: Universidad Católica de Ávila, 2004.

5. Monografía creado por José Antonio Díaz Rojo. Extraido de: