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6. El País, 2005-2009.

* * *


Val Arruebo B. De*

(Instituto Cervantes, París, Francia)

Texto dramático y texto teatral en el aula de ELE

Использование драматических произведений и театральных
пьес в преподавании испанского языка как иностранного


Cuando hablamos de teatro en el aula tenemos que hacer la diferencia entre el texto dramático que designa el texto puramente literario y el texto teatral entendido como representación y todo lo que esto requiere y comprende. Los dos cumplen funciones distintas pero complementarias y el papel del profesor es el de servir de puente y guía entre ellos para lograr el primordial objetivo: que los destinatarios adquieran la competencia lingüística y sígnica que les permita entender y producir mensajes con todo tipo de signos (lingüísticos y extralingüísticos) utilizados en el teatro y por tanto en la vida que éste recrea y retrata. Para lograr este no poco ambicioso objetivo, debemos conocer bien las herramientas de que disponemos. Es cada vez más frecuente encontrar en los manuales y materiales de ELE textos dramáticos adaptados a estudiantes de ELE y con fines lingüísticos, pero resulta mucho menos frecuente dar con buenos materiales de explotación de esos textos; materiales que no se limiten a lo puramente lingüístico o literario. Debemos plantear actividades basadas en esos textos dramáticos y teatrales que huyan de la visión puramente historicista que se limita al texto como producto literario y que atiendan a teorías basadas en la pragmática lingüística, la semiología teatral y la recepción. Esa tiene que ser la base que no perdamos de vista al idear y organizar nuestras actividades teatrales.

Como sabemos, hoy ya ningún manual ni ningún material basado en un enfoque comunicativo puede obviar el componente pragmático. La palabra contexto1 es una de las claves de la pragmática (como sabemos la pragmática es la disciplina que analiza cómo los hablantes interpretan y producen enunciados en contexto) y es también una de las claves del texto dramático, porque las posibilidades de explotación que propone el texto dramático son infinitas, como veremos, y todas ellas contribuyen a hacer el aprendizaje significativo, que es al fin uno de los principales objetivos si no el principal de la enseñanza, no sólo de ELE. Por ejemplo el trabajo con los tonos, timbres y entonaciones, fundamentales en teatro, podemos llevarlo al aula para activar competencias no sólo lingüísticas sino sobre todo socioculturales. (Sabemos que tan importante es “qué se dice” como “cómo se dice” la forma no sólo se limita a la sintaxis y es aquí donde las técnicas teatrales son inmensamente útiles en el aula) Por otro lado, el universo semiótico que constituye el teatro, una máquina de producir signos como diría Barthes, es el mismo que el que plantea la vida misma que éste recrea; en este sentido el texto dramático es una herramienta sin parangón en el aula de ELE. La semiótica teatral es un método de análisis del texto y de la representación basado en los elementos que participan en el hecho literario y/o artístico que establece y analiza las relaciones entre texto teatral y su representación, entre personaje y actor o entre espectáculo y espectador, esto es aplicable a la vida diaria y por lo tanto precioso en el aula. Los viejos métodos de enseñanza ya recurrían al juego de roles como actividad para desarrollar competencias lingüísticas –y no–, era una manera de producir situaciones “reales” de habla, que como ya es bien sabido es la base del enfoque comunicativo de la enseñanza. En este sentido y para demostrar la enorme utilidad del teatro no debemos olvidar que el diálogo teatral reproduce la palabra humana y viva remite a relaciones de comunicación “reales”; a un intercambio “verdadero”. Por último, la estética de la recepción que implica el punto de vista del destinatario plantea una visión inspirada en el receptor del mensaje a través de signos lingüísticos o no. En lo que a nuestros fines respecta, tenemos que pensar en plantear actividades que contemplen no sólo la producción en sí sino la recepción por parte de los oyentes. Hacer consciente en el aprendiente la idea de recepción y receptor fundamental en el aprendizaje.

Kowzan2 clasificó en trece los signos teatrales:

1 – Palabra

2 – Tono

3 – Mímica

4 – Gesto

5 – Movimiento

6 – Maquillaje

7 – Peinado

8 – Vestuario

9 – Accesorios

10 – Decorado

11 – Iluminación

12 – Música

13 – Ruidos

Basándonos en esta clasificación podemos elaborar actividades inspiradas en textos teatrales que atiendan y se apoyen en las tres teorías que citábamos y cuyos objetivos sean capaces de englobar todas las competencias de comunicación (comprensión auditiva, comprensión lectora, expresión oral, expresión escrita competencia sociocultural y también competencia literaria). De los trece signos de Kowzan nos quedaremos con los cinco primeros citados, por las obvias limitaciones espacio-temporales que se plantean en el marco del aula y que serán por otro lado, las que marquen los límites de las actividades, que como vamos a ver pueden ir desde la lectura de un diálogo simple que atienda a las didascalias hasta la producción y representación de obras o situaciones teatrales trabajando todos los elementos verbales y no verbales. No hay que perder de vista a la hora de elaborar actividades relacionadas con el teatro con fines didácticos, que éstas van a ser materiales de interacción social que desarrollen aparte de competencias semánticas y gramaticales, competencias socio-culturales porque, como sabemos, la lengua es una forma de comportamiento social y aprender una lengua meta supone aprender además de lo puramente lingüístico, un comportamiento social diferencial y diferenciado en cada lengua y que es tan parte del discurso y del mensaje como la frase misma. Para lograrlo fuera de la inmersión total, tenemos que recurrir a la recreación de situaciones reales y el teatro, que imita a la vida, resulta el ámbito ideal.

Como podemos deducir de lo expuesto hasta ahora, son muchas las posibilidades y ventajas y muy pocos los inconvenientes de trabajar con materiales dramáticos en el aula de ELE. Existe la creencia errónea de que trabajar textos dramáticos en el aula es sólo posible si los aprendientes tienen un carácter que se presta a ello, dicho de otra manera, con aprendientes tímidos o poco habladores en general, no funcionarían este tipo de actividades. Con frecuencia los enseñantes las evitan por miedo a una tímida reacción por parte del grupo y siguen limitándose al uso sistemático de técnicas de enseñanza estandarizadas, repetitivas y poco arriesgadas. Nuestra experiencia nos demuestra lo contrario a lo que se cree: si las actividades teatrales, por arriesgadas que parezcan, están bien vehiculadas y poseen claros objetivos y buena base teórica, si los aprendientes tienen bien claro el juego en el que participan, se consigue una inmersión en la situación de lengua que no se logra con otro tipo de tareas, incluso podríamos afirmar que la actitud frente al aprendizaje cambia y que se logra casi siempre vencer esa timidez frente a la lengua meta que frena o ralentiza el proceso de aprendizaje. Posibilidades de procedimientos que el teatro puede aportar al aula de ELE:

1. Dramas y escenificaciones.

Dramas o recursos para desarrollar destrezas retóricas y saber dirigir la conversación y escenificaciones de escenas de películas, anuncios o textos literarios, aunque no sean dramáticos, puestos en escena verbal o teatral con recursos de todo tipo.

2. Role Play

Como apuntábamos antes, el role play o juego de roles ha sido empleado con frecuencia en el aula de lenguas vivas, en general con éxito. Se pueden introducir variantes de muchos tipos. Por ejemplo trabajar con personajes conocidos por el grupo o arquetípicos, repartir roles que sólo los interesados conocen y elaborar a partir de eso diálogos coherentes para presentarlos de forma oral al grupo que tiene que descubrir de quién se trata. En este tipo de tareas subyace el hecho fundamental de que en el teatro, como en la vida real, se comunica más de lo que se dice literalmente (como trabaja la pragmática). El alumno, como el actor, “necesita ir más allá de las palabras para examinar las funciones, comportamientos y emociones implicadas en la situación” y esto es perfectamente factible trabajando con juegos de rol o por supuesto, con representaciones teatrales completas y más complejas.

3. Adaptación

4. Diálogos guiados

Se trata de producir o reproducir de manera oral textos a partir de consignas gramaticales o sintácticas precisas o a partir de consignas de otro tipo. Conocemos las actividades tradicionales del tipo: redacciones sobre un tema preciso o comentarios de textos o películas. Hoy, a ningún formador se le escapa el hecho de que ese tipo de actividades viola la ley fundamental del enfoque comunicativo que pretende asemejar el entorno a la realidad para crear en la medida de lo posible situaciones lo más cercanas posibles a las reales. Esto no significa que no se puedan hacer pero hay que dotarlas de mayor viveza y dinamismo. Por ejemplo en lugar de una redacción sobre tal o cual tema, la actividad se renueva si la consigna es trabajar en equipo un diálogo que contenga ciertos elementos (gramaticales, semánticos o socioculturales) desconocidos para el resto del grupo, y que tienen que descubrir mientras se dramatiza el diálogo. O dar varias lecturas diferentes a diálogos atendiendo al tipo de persona que habla. Por ejemplo, el mismo diálogo se mantiene entre: 1– Dos señoras mayores en un mercado, 2– Dos amigas adolescentes 3– Dos trabajadores de una cadena de montaje 4– Dos profesores de universidad…

5. Juegos Lingüísticos

En esta categoría caben desde propuestas retóricas como trabajar con hipérboles, retruécanos, trabalenguas, adivinanzas o refranes hasta la explotación de canciones y poemas.

6. Lecturas dramatizadas

Como sabemos, la lectura de un texto teatral si se hace obviando las acotaciones y didascalias se convierte en algo rígido y carente de todo su sentido. Para conseguir hacer lecturas dramatizadas obteniendo buenas resultados hay que atender a diversos elementos, además de haber llevado a cabo un análisis dramatúrgico previo que nos desvele la información necesaria que va a hacer del texto algo dinámico y vivo. En las lecturas dramatizadas se puede también jugar con las variaciones de tono, timbre e intensidad, aspectos éstos que en el aula de ELE nos van a interesar desde el punto de vista socio-cultural y pragmático.

7. Improvisaciones

La improvisación activa los recursos creativos de los hablantes, conseguir esto en la lengua meta es fundamental, las técnicas de improvisación generan ideas y dinamizan los diálogos. Hay varios recursos para explotar las técnicas de la improvisación Una actividad eficaz puede ser la consigna secreta que consiste en dar a cada uno de los participantes una consigna distinta y desconocida para los demás para entablar a partir de ella un diálogo improvisado. En general los resultados son siempre dinámicos, cómicos y muy ricos y se logra algo esencial en cualquier proceso de aprendizaje, que es el componente lúdico. Como sabemos, una actividad tediosa por rica que sea y por muchos contenidos que maneje y contenga, no alcanza nunca sus objetivos.

8. Creación. Retoque y redaccción de textos dramáticos y teatrales.

Este quizás sea el punto más ambicioso. Obviamente, lograr crear una obra teatral entendida ésta en el sentido más extenso es una de las más ricas actividades que se pueden plantear, pero como las limitaciones espacio-temporales no lo hacen siempre fácil. Sabemos por nuestra experiencia que los resultados son excelentes y que los objetivos se cumplen de sobra e incluso de amplían a cada paso. Para facilitar el proceso de creación del espectáculo se puede trabajar con obras existentes; se pueden adaptar a la escena guiones cinematográficos (fragmentados)3 o publicidades o anécdotas.

Otra actividad de creación puede ser escribir las acotaciones de un texto, para dotarlo de sentidos nuevos o escriFigure 1bir los apartes para transformar el texto o interpretar y reescribir el texto y el perfil de los personajes atendiendo a las diversas acotaciones dadas. También se puede trabajar la descripción de personajes según elementos (verbales y no) de su discurso o las diferentes formas retóricas del discurso (diálogos, monólogos, monólogos interiores, soliloquios…). Como vemos, y este artículo es sólo una introducción al tema, las posibilidades de trabajar elementos teatrales en el aula son muchísimas, muy ricas y todavía queda mucho por hacer para darle al teatro el espacio que merece en el aula de lengua.

LITERATURA

1. Álvarez Novoa, C. (1997): Dramatización. El teatro en el aula, Barcelona, Octaedro.

2. Arroyo Amaya, C. (2003): La dramatización y la enseñanza del español como segunda lengua, Madrid, Comunidad de Madrid.

3. Badia, D. (2000): Juegos de expresión oral y escrita, Barcelona, GRAO.

4. Barthes, R. Le plaisir du texte, 1973.

-- La aventura semiológica, 1985.

5. Cantos Cevallos, A. (1997): El juego dramático: una plataforma privilegiada para la creatividad, Málaga, Universidad de Andalucía.

-- (1992): Didáctica de la expresión dramática. Una aproximación a la dinámica teatral en el aula, Barcelona, Octaedro.

6. Cassanelli, F. (1988): Gesticulando. 40 fichas para hacer teatro, Barcelona, Aliorna.

7. Chejov, M. (1999): Sobre la técnica de la actuación, Barcelona, Alba.

8. Coll, J., Gelabert, Mª J. y Martinell, E. (1990): Diccionario de gestos, Madrid, Edelsa.

9. Dorrego, L. y Ortega, M. (1997): Técnicas dramáticas para la enseñanza del español, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá de Henares.

10. García Del Toro, A. (1995): Comunicación y expresión oral y escrita. La dramatización como recurso, Barcelona, GRAO.

11. Godoy, V. y Fernández Aral, A. M. (1992): Guía teórica y práctica sobre la didáctica del teatro, Sevilla, Junta de Andalucía.

12. Fernández De La Cancela, R., y Malonda, A. (1978): Juegos de dramatización. Guía didáctica, Madrid, Santillana.

13. Instituto Cervantes (2002): Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza y Evaluación, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

14. Kowzan, T. (1997). “El signo y el teatro”, Madrid, Arco, 1997.

15. Laferrière, G. (1993): La improvisación pedagógica y teatral, Bilbao, Editorial Ega.

16. Marcer, A. (2004): Taller de teatro. Cómo organizar un taller y una representación teatral, Barcelona, Alba.

17. Miquel, L. (1992): De dos en dos: ejercicios interactivos de producción oral. Nivel básico e intermedio, Madrid, Difusión.

18. Motos, T. y Tejedo (1987): Prácticas de dramatización, Barcelona, Editorial Humanitas.

19. Pinilla, R. y Acquaroni, R. (2002): ¡Bien dicho! Ejercicios de expresión oral, Madrid, SGEL.

20. Poch Olivé, D. (1999): Fonética para aprender español: pronunciación, Madrid, Edinumen.

21. Stanislavki, K. (1963): Manual del actor, México, Diana.

22. Stanislavki, C. (1984): La construcción del personaje, Madrid, Alianza Editorial.

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