Estatuto da Criança e do Adolescente del Brasil
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Edson Sêda
yo,
niño
adulto del futuro, ciudadano del presente
Edição Adês
Rio de Janeiro - MVII
Edson Sêda,
Procurador Federal,
Miembro de la Comisión Redactora del
“Estatuto da Criança e do Adolescente” del Brasil.
Premio “Criança e Paz”
del UNICEF, de 1995
Consultor de Unicef para la América Latina
(1992/1998)
1a. Edición
2007
Se prohíbe la reproducción
total o parcial de esta obra
para fines comerciales,
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mecánica o xerográfica,
sin permiso expreso del autor
Ley 9.610 de 19-02-1998
Se autoriza citación fiel con mención de la fuente
Edición Adês
email: edsonseda@uol.com.br
edsonseda.com.br
Rio de Janeiro
MMVII
Dedicatoria:
Este relato es dedicado a los
miembros del consejo federal
de la Orden de los Abogados del Brasil , y a los miembros de los Consejos
Nacionales del Ministerio Público
Y de la Justicia, como agentes constructores de la ciudadanía
del niño, de la niña y del adolescente, a quién apelo por mis derechos civiles, sociales,
políticos y éticos.
El Nino.
Sumario:
4
Adulto del futuro, ciudadano del presente 5
declarar derechos es declarar deberes 6
como comienzan los deberes del niño 12
derechos civiles, políticos, sociales y... éticos 20
el contradictorio en el mundo de la ciudadanía 38
Yo y mi familia tenemos “derechos civiles” 43
y “ sociales” 43
¿de que forma consejeros, fiscales y jueces mantienen mi invisibilidad y violan mis 52
derechos civiles, sociales y éticos? 52
Adulto del futuro, ciudadano del presente
Yo soy el niño. Yo soy usted, usted que es sin nombre, que se burla de los otros, usted que hace versos, que ama, protesta (no, ese es Carlos Drummond de Andrade, poeta mayor del Brasil). Yo, soy aquél, aquella, que ha sido invisible. Y cuya visibilidad actual tiene incomodado mucha gente que se burla de mi ciudadanía (mucho gobernante, mucho jurista, mucho dueño del poder, mucho burócrata).
Cuando, en el Siglo XVIII, en el mundo de los adultos, protestaran por libertad, igualdad, fraternidad, en la ciudadanía civil, yo era invisible. También no me han visto, en el Siglo XIX, cuando percibieran que ser libre, igual y fraterno, solamente sería de hecho ciudadanía, si hubiera amplia escoja de los gobernantes. Y pasaran a amar el poder, cantándolo en prosa y verso, mas sin verme. Para el poder (el ejercido y el tentado), el niño era... invisible.
Solamente en el Siglo XX percibieran que limitarse a ser libre, igual, fraterno, aunque escogiendo gobernantes, también no valía la pena, si fuese mantenida la indignidad, el hambre, la miseria, la enfermedad, la ignorancia. Y solamente entonces empezó a desaparecer mi invisibilidad. Empezó. Pues la percepción de la indignidad en la enfermedad, en la miseria, en el hambre, en la ignorancia, se ilumina, se muestra a las claras, se hace transparente, con mi visibilidad.
Para haber ciudadanía es imperioso que yo sea integralmente percibida y respetada. Pues, conmigo, nacen los cambios de los hábitos, de los usos, de las costumbres que mejoran la convivencia entre las personas. En mí nace la consciencia de que los derechos de unos terminan donde comienzan los derechos de los demás. O no nace, cuando prospera en mí la anti-ciudadanía de los deshonestos, de los falsarios, de los pandilleros, de los criminales, de los terroristas.
Yo no puedo vivir ajena a los derechos de los demás, en el desarrollar de la niñez. Yo solamente consigo construir mi propio conocimiento de las cosas y de las personas, si eso ha sido hecho a lo largo de la experiencia que voy adquiriendo en la sucesión de los segundos, de los minutos, de las horas, de los días, que conforman la secuencia de toda mi niñez.
Con el niño surge la idea de una ciudadanía universal, sin fronteras, nacionalidades – el ciudadano del mundo – sin discriminaciones por edad, origen social, color, raza, creencia y condición intelectual. Después de conquistas en el mundo civil (Siglo XVIII), en el mundo político (Siglo XIX), solamente ahora, a través de mi visibilidad, en este nuevo inicio de siglo, emerge la nuevísima dimensión de la ciudadanía. La dimensión ética de los derechos y deberes humanos que caracteriza el Siglo XXI.