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El caballero de las espuelas de oro
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González-Fernández A.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

Alejandro Casona. ¿Escapista o no?

Алехандро Касона: попытка ухода от реальности?

Alejandro Casona, seudónimo que ha quedado como nombre, sustituyó a Alejandro Rodríguez Álvarez, comienza su carrera de dramaturgo con el estreno en 1934, en el Teatro Español de Madrid, de La sirena varada, a la que en ya en 1933 se le había concedido el Premio Lope de Vega. Antes de que Casona salga de España a principios de 1937 ya es un dramaturgo conocido y estimado por otras dos piezas estrenadas con éxito: Otra vez el diablo (1935) y Nuestra Natacha (1936).

El estallido de la guerra civil – julio de 1936 – vino a interrumpir la actividad teatral española, por lo que Casona, junto a la Compañía de Pepita Díaz y Manuel Collado, emprende una gira artística – que duraría dos años, de 1937 a 1939 – por diferentes países del continente americano: México, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Argentina.

Durante la gira Casona no deja de producir obras teatrales, que va estrenando en los diferentes teatros de Hispanoamérica por los que va pasando. Allí por donde pasa el dramaturgo deja constancia de un incansable bullir intelectual, compaginando su quehacer de autor y en ocasiones de actor con la lectura de incontables conferencias, sobre todo, las que tuvieron lugar en la Universidad de La Habana.

En 1939 Casona decidió fijar su residencia en Buenos Aires, donde se instaló con su mujer y su hija y donde vio llegar, uno tras otro, sus éxitos teatrales.

Buena parte de su labor escénica de veinticinco años fue traducida a diversos idiomas (entre ellos el ruso) y se representó en los teatros más importantes dentro y fuera de Europa.

Pero el éxito alcanzado por Casona no impidió que este se viera asaltado frecuentemente por la nostalgia de su tierra natal, que comenzó a hacerse insufrible a partir del año 1956. La necesidad del regreso se va haciendo imperativa. Por fin, en abril de 1962 Casona regresa a España y se instala definitivamente en Madrid. Su reencuentro en España es acogedor, cálido, se siente a su gusto. Los estrenos de de sus obras más importantes son triunfales.

Tres años siguientes uno de sus críticos los llamó “festival Casona”. Durante aquellos tres años se representan en Madrid diez obras del dramaturgo todas con éxito. La última obra El caballero de las espuelas de oro fue estrenada en 1964.

Frente a la actitud del público y de una buena parte de la crítica, tres críticos rechazan con violencia la temática del teatro casoniano, censurándole su escapismo, su falta de vigencia cultural y su desasimiento de la circunstancia histórica española. Los tres críticos pertenecen a la misma generación de los dramaturgos que hoy escriben el “nuevo” teatro español, el que arranca de Buero Vallejo y Sastre, y es de suponer que representan en términos generales, la opinión del otro público, el formado en su mayoría por los jóvenes, quienes exigen del teatro “nivel político” y “pureza estética” etc.

Casona se defiende afirmando que no es escapista que cierra los ojos a la realidad circundante; lo que ocurre es que no considera sólo como realidad la angustia, la desesperación y el sexo. Sin embargo, es difícil contestar a la pregunta, si tienen razón o no los que acusan de escapismo a Alejandro Casona. Hay que recordar que su teatro es ya historia y revalorarlo sin alterar su naturaleza. Hay que tener en cuenta las circunstancias históricas, políticas y sociales que influían en la vida y la obra del famoso dramaturgo.

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Gorenko A.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

Algunos aspectos de la interferencia del catalán en el español
(uso de las preposiciones)


Некоторые аспекты интерференции каталанского языка
в испанском языке (использование предлогов)


Las consecuencias del contacto de lenguas ya habían llamado la atención de los lingüistas. La importancia de este tipo de analisis is obvia si tenemos en cuenta que el Estado español es el territorio multilingüe y casi la mitad de la población se encuentra en situación de bilingüísmo, de contacto de lenguas.

Actualmente en España conviven varias lenguas con distinta distribución geográfica. La lengua de uso más general es, sin duda, el español o el castellano, que es lengua oficial en todo el territorio del Estado. En varias de las comunidades autónomas de España el castellano convive en situación de cooficialidad con otra lengua – catalán, vasco (euskera) y gallego-, de modo que se favorecen las situaciones de bilingüismo. En los últimos años son cada vez más numerosos los estudios sobre aspectos concretos del español de Galicia, Cataluña, Valencia o el País Vasco.

En este artículo se examinan algunos aspectos de las interferencias del catalán en el español de los hablantes bilingües. El objetivo es analizar la interferencia en el nivel de la morfosintaxis en las construcciones preposicionales en el español hablado.

Según algunos lingüistas ya está superada la etapa en que la interferencia era vista como un reflejo de la incapacidad del bilingüe para manejar las dos gramáticas. Algunas ocurrencias que se registran de manera sistemática en la zona de Cataluña y Valencia no siempre se explican por esa falta de competencia, sino por una elección del hablante que considera comunicativamente más efectivos los parámetros de su idioma materno y que, por ello, los integra en su modo conversativo.

Los científicos destacan que aunque los datos recogidos y examinados proceden de individuos de lengua materna catalana, muchos casos se oyen frecuentemente en aquellos que tienen el castellano como lengua primera y/o habitual, e incluso en los inmigrantes que conservan sus rasgos dialectales de forma marcada, bien por su reciente llegada a la zona, bien porque no se han integrado linguisticamente en el territorio.

1. Uso de las preposiciones a y en. En el español de los catalohablantes se pierde la especialización de las dos preposiciones, correspondiéndose con el movimiento y el reposo, respectivamente, y se emplean ambas indistintamente para los dos contenidos, reproduciendo el alcance que poseen las preposiciones en catalán.

2. Uso de las preposiciones en y con. (complementos circunstanciales de modo y de instrumento).

3. Uso indebido y la omisión de la preposición de. (La interferencia del uso de la preposición de en español y en catalán en muchas ocasiones da lugar a dequeísmo y queísmo).

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Gorenko G.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

La sociolingüística al servicio de las lenguas minoritarias:
una invitación a discutir


Социолингвистика на службе малых языков:
приглашение к обсуждению


La posición de la mayoría de las lenguas minoritarias, a pesar de los esfuerzos que se realizan hasta ahora es inestable, y el peligro de extinción para tales idiomas sigue siendo una amenaza real. Describir, comprender y predecir el futuro desarrollo de las situaciones y los estados lingüísticos de las lenguas minoritarias es uno de los campos prioritarios de la sociolingüística actual.

En la historia de cada lengua minoritaria se registran diferentes etapas de desarrollo. Las categorizamos como períodos del auge, de la decadencia, del renacimiento, etc., determinados por unos u otros factores propiamente lingüísticos y extralingüísticos. ¿Son iguales estos factores y acontecimientos determinantes en el caso de las lenguas minoritarias?

En muchas situaciones lingüísticas estos momentos cruciales son elegidos y descritos. Vale la pena recurrir a su comparación y determinar si siempre llevan a un resultado estable, bien positivo o negativo, es decir, atribuirles un carácter universal. Y si es correcta la suposición, ¿podemos aplicar estos conocimientos como una peculiar “guía de acción”, un intercambio de experiencias para determinar y asegurar el éxito de la política lingüística respecto a las lenguas minoritarias?

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Grínina E.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

Las líneas principales de investigación de la catalanística rusa

Об основных направлениях научных исследований
в отечественной каталанистике


A primera vista parece que la catalanística es una especie de “terra incógnita” para los lingüístas rusos. Pero no es así porque se puede hablar del interés por los temas catalanes en Rusia a partir del siglo 19. Lo confirmó Marc Ruiz-Zorrilla i Cruzate, lector con la función de enseñar la lengua, la literatura y la cultura catalanas en la Universidad de San Petersburgo. Al analizar las obras de filólogos e historiadores rusos, Ruiz-Zorrilla i Cruzate dejó ver en su ponencia “La catalanística en Rusia”, presentada en las Primeras Jornadas de cultura catalana en San Petersburgo en 1996, qué contribución habían hecho los autores rusos en este campo: Alexéiev M.P., Shishmarev V.F., Piskorski V.K. y sus seguidores en la segunda mitad del siglo 20.

Hablando de las investigaciones rusas, cabe destacar tres lineas más importantes:

1. Uno de los temas más perspectivas y actuales sigue siendo el tema de la situación lingüística en los Países Catalanes. Fue el académico G. Stepanov quien puso de relieve la importancia de factores sociales para la diversificación lingüística y elaboró la metodología para analizar “estado” y “situación” lingüísticos. Su monografía “Tipología de las situaciones y estados lingüísticos en los países de habla románica” (1976) se ha hecho modelo de referencia para sus colegas y alumnos. Aparece una serie de artículos de orden sociolingüístico: “Sociolingüística de las lenguas de la Península Ibérica” (1983) por G. Stepanov, “El catalán entre las otras lenguas románicas” (1985) por O. Vasilieva-Shvede, “Algunas particularidades de la de la situación lingüística y la política lingüística en la España actual” (1986) por V. Vinogradov, “El catalán en la España moderna” (1989) por. K. Lamina. Desarrollando el tema, V. Vinogradov muestra con ejemplos concretos cómo la política lingüística puede mejorar o empeorar la situación lingüística. Siendo muy importante, el tema de estatuto de lenguas cooficiales de España se ha convertido en una de las prioritarias para las investigaciones científicas en el Departamento de lengua española de la Universidad MGIMO.

2. La historia de la lengua catalana y la historia de su investigación siempre despertaba mucho interés entre los lingüístas rusos. El departamento de estudios románicos del Instituto de Lingüística publicó la monografía “La formación de las lenguas románicas literarias” (1984), en la cual E. Wolf estudió el período entre los siglos 13-15 y B. Narumov el de los siglos 16-19. Fue Elena Wolf que dio impulso para desarrollar temas catalanes entre los jóvenes que daban primeros pasos en la lingüística en los años 80.

3. En los que se refiere a la gramática catalana, por ahora ha hecho muy poco y en su mayoría en plano de comparación con otros idiomas vecinos (O. Vasilieva-Shvede, E. Wolf). Lo explica el hecho de que el catalán sólo se imparte en dos universidades estatales (Moscú y San Petersburgo). Pero aquí hay que hacer referencia al “Manual de lengua catalana” (2002) escrito por Isolda Bigvava, profesora de la Universidad Lomonosov de Moscú. Por ahora es el único manual de catalán creado por lingüístas rusos.

Los catalanistas rusos son pocos y se conocen perfectamente, pero las investigaciones que han hecho o están haciendo son de nivel bastante alto y han obtenido aprobación y reconocimiento fuera de nuestro país.

LITERATURA

1. Ruiz-Zorrilla i Cruzate M. La catalanística en Rusia // Rússia i Catalunya. Primeres jornades de cultura catalana a Sant Petersburg. 1-5 dˈabril de 1996. Lleida, 1999.

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Gúseva I.*

(Universidad MGIMO, Rusia)

Elementos del espacio linguocultural mexicano

О некоторых элементах
мексиканского лингвокультурологического пространства


“Las lenguas no son propiamente medios para exponer verdades ya conocidas, sino que su papel es algo más que eso, a saber: descubrir lo antes desconocido. Su diversidad no estriba en una diversidad de sonidos o signos sino en una diversidad de modos de entender el mundo” (W. Humboldt)

El proceso de la interpretación lingüística del mundo está estrictamente vinculado con el contexto vital, es un proceso largo que tiene sus orígenes en las épocas prehistóricas y coincide con el nacimiento del hombre y del sentido. El filósofo neokantiano Ernst Cassirer identifica el lenguaje con el “órgano para captación humana de la realidad”. Esta captación no es pasiva, sino más bien activa, interpretativa. La palabra dicha nos permite revivir lo vivido dejándolo a cierta distancia, “ponerlo en escena”, representarlo. Este “órgano”, según Cassirer, ayuda a determinar, precisar o cristalizar cualquier contenido, aunque sea confuso, equívoco e indefinido, existente en nuestra intuición. Cuando esos contenidos se transforman en palabras, se produce el milagro de la representación de la vivencia, es decir su representación lingüística. Cassirer destaca la posición intermedia e intermediaria del lenguaje entre el hombre y el mundo, como sucede en general con todas las formas simbólicas. Para facilitar la interpretación correcta de este proceso, se puede compararlo con el objetivo de un psicoanalista que anima al paciente a que hable de los conflictos y complejos, porque una vez expresados, descritos con palabras, aparecen como algo más preciso y claro, por consiguiente, se abre la posibilidad de comprender y asumirlos conscientemente.

“…En griego, mito quiere decir palabra, pero palabra como realidad, como testimonio inmediato de aquello que fue, que es y será (…) como autorrevelación del ser” (2, 97). De acuerdo con las ideas del filósofo alemán el mito es como un “pre-lenguaje” en el que el lenguaje “hunde sus raíces” (3, 166). El mito siempre existió como una revelación sagrada, y aunque atravesó siglos, persistió casi intacto porque los cambios que sufrió fueron mínimos. La palabra escrita permitió enfrentar la transitoriedad de la comunicación oral y contribuyó, junto con las fórmulas rituales fijas, a mantener la estabilidad de los contenidos de la memoria cultural.

El mito no constituye una categoría precisa de narraciones, es multiforme, contiene realidades diversas: leyendas, cuentos infantiles, proverbios, moralejas, sentencias tradicionales, es decir, todo lo que se transmite “de boca en boca”. El relato mítico está íntimamente vinculado con la acción porque en cada pronunciación, “en cada evocación mítica el mundo y sus objetos se configuran” (4, 19). Las palabras del mito entrañan un potencial mágico porque “…conocer el origen de un objeto, de un animal, de una planta, etc., equivale a adquirir sobre ellos un poder mágico, gracias al cual se logra dominarlos, multiplicarlos o reproducirlos a voluntad” (5, 21).

El análisis de los mitos de las tribus que habitaban en el territorio actual de México permite destacar las constantes, los elementos relevantes y fijos a partir de los cuales se ordena la realidad, se forma la mentalidad mexicana, y cuya interpretación correcta es clave para aproximarse a la comprensión de la visión del mundo tanto de las tribus antiguas de toltecas, aztecas y mayas, como de la población actual que habla, comparte y crea el español actual de México.

Uno de los elementos fundamental del espacio lingüístico y cultural mexicano es el SOL, arquetipo en el que convergen diversas creencias, doctrinas, sistemas de pensamiento. Una gran diversidad de contextos de diferentes niveles de simbolización de la realidad revela distintos significados, matices y usos.

En un primer acercamiento el SOL no tiene una carga valorativa. Según la Enciclopedia Universal Sopena el Sol es:

1. Astro luminoso, centro de nuestro sistema planetario, y alrededor del cual describen su órbita los planetas, lo asteroides y los cometas.

2. (fig.) Luz, calor o influjo de este astro.

3. (fig.) Día (tiempo que emplea el sol en dar aparentemente una vuelta alrededor de la Tierra).

4. Género de encajes de labor antigua.

5. Moneda peruana de plata…

6. Nombre que los alquimistas daban al oro.

La magia que conserva el vocablo SOL en el lenguaje moderno se deriva del significado mitológico: “Sol (Mit.) El Sol fue objeto de culto por todos los pueblos de la antigüedad. Sugestionado el hombre primitivo por las propiedades del rey de los astros, le rindió culto y lo adoró como principio de vida. Entre los pueblos que se distinguieron en la adoración del Sol, figuran los japoneses, hindúes, asirios, persas, egipcios, griegos, romanos, y en América los mayas, aztecas y quichuas” (6, 8118). El sol se asocia con el origen de la vida, es una clara materialización o incluso personificación de las fuerzas del Bien. Citemos un fragmento de la novela de Laura Esquivel “Tan veloz como el deseo donde el personaje principal, llamado Júbilo, recuerda las charlas con su abuela:” Su abuela le había enseñado a venerar el Sol y él había continuado puntualmente con la tradición, al grado de que, antes de comenzar su día de trabajo, le era imprescindible contar con la bendición del astro. Júbilo, con los brazos en alto, le hizo su habitual salutación, pero a diferencia de otras ocasiones, esta vez no recibió respuesta. El Sol le había retirado el habla. Júbilo creyó que lo hacía para darle un escarmiento. …No era cierto que el Sol le hubiera dejado de hablar, y mucho menos que lo estuviera castigando. Lo que pasaba era que la Tierra se estaba viendo afectada por los fenómenos atmosféricos generados por el Sol y cuando hay manchas solares visibles, las señales de radio se distorsionan, dando por resultado que sea muy difícil su recepción. Y ese año, 1937, el Sol estaba en plena actividad y por lo tanto era imposible que Júbilo se hubiera conectado correctamente con él” (7, 68). Es que según las creencias mayas cada uno de nosotros desde el nacimiento está conectado con la Galaxia por medio de un cordón umbilical del universo que se extiende invisible desde el plexo solar de cualquier hombre, pasa por el SOL hasta llegar a un punto galáctico llamado Hanab-Ku que se traduce del maya como “el principio de la vida más allá del sol”. Y la Galaxia misma se integra de una matriz resonante, dentro de la cual la transmisión del conocimiento se da en forma instantánea. Pero no cualquiera puede percibir la resonancia para ponerse en contacto con el astro rey, sino los mejores, los más dignos y los menos pecadores. El contacto no se otorgaba de por vida, hay que luchar a diario por merecerlo, porque el menor pecado se castiga privándole al pecador del contacto con el sol.

El SOL nos aclara la mente, nos purifica, nos suministra energías, da ánimos para seguir luchando, nos ilumina el camino que seguir. Otro fragmento de la misma novela de L. Esquivel: “(Luz María) quería borrar esa desagradable experiencia y sólo podía hacerlo en compañía de su esposo. …Júbilo se puso feliz con la inesperada visita. …Los ojos de Júbilo resplandecían de tal forma que, en una fracción de segundo, lograron el mismo efecto que los rayos de sol que Lucha tomaba en el jardín de su casa cuando quería purificar su alma. Nuevamente se sintió la misma, limpia, pura, liviana” (7, 108).

Y su contraste, otro elemento fundamental de la cultura y el lenguaje de los mexicanos es la LLUVIA, símbolo de tristeza, soledad, melancolía. Así la describe la protagonista de la novela de L. Esquivel ya citada anteriormente: “Lucha se sentía sola y en Huichapán más. La lluvia la hacía entrar en estados de melancolía profundos. Resentía grandemente no poder entrar en contacto con el Sol. Su mamá le había enseñado desde pequeña que el Sol purificaba y blanqueaba la ropa. Lucha sentía que su poder purificador iba más allá. Estaba convencida de que también limpiaba las impurezas del alma. ...Y en su casa de México… siempre había podido salir al jardín y tenderse al sol en los momentos en que necesitaba ahuyentar la tristeza” (7, 100).

Sin embargo no todos los contextos relacionados con el vocablo SOL son tan positivos como los mencionados anteriormente. No debemos olvidar que en la cultura azteca este astro tenía una estrecha relación con los sacrificios humanos. En el mundo prehispánico el sacrificio humano fue una práctica religiosa que se realizaba en el marco de ciertos cultos de los pueblos indígenas de América. En la mitología azteca (mexica), el sacrificio era el recurso humano para salvar al universo de su destrucción, asegurando la supervivencia del sol, y con ello la vida misma. Pero incluso en los textos relacionados con el sacrificio el concepto Sol no adquiere matices ofensivos, no viene acompañado de ningún epíteto ni atributo que revele una valoración negativa, más bien suena como una justificación de los sacrificios humanos: “… (Malinche) se sentía culpable y responsable de lo acontecido (los sucesos de la Noche Triste, la última gran campaña de Hernán Cortés para conquistar Tenochtitlán y el inicio de la destrucción de su poder). Para justificarse, pensaba que tal vez los que estaban muriendo no estaban muriendo, que era cierto que durante los sacrificios humanos lo único que moría sobre la piedra era el cuerpo, el cascarón, pero a cambio de la liberación del espíritu, (…) que los sacerdotes no destruían nada, pues la vida que liberaban de la prisión del cuerpo seguía su destino en los cielos para alimentar al SOL” (8, 148).

Sería interesante mencionar el número cincuenta y dos, estrechamente vinculado con el SOL, un número tan importante para las civilizaciones precolombinas, como el término “Quinto Sol”, cuyas huellas encontramos en la mentalidad mexicana moderna. En una de las novelas de Laura Esquivel, cuya trama se desenvuelve en el siglo XX, leemos sobre dos personas que acaban de sufrir una tormentosa separación: “Sólo los años iban a poder sanar sus almas y para lograrlo primero tendrían que aclarar las dudas que guardaban en la cabeza y a los dos les tomó cincuenta y dos años, un ciclo solar azteca, para volver a hablar de lo sucedido esa noche y acabar con las interrogantes” (7, 228). ¿A qué se debe la mención del 52, no sería suficiente mencionar una cantidad aproximada? La respuesta seguramente sería negativa porque el 52, es mucho más que un simple número. En el calendario azteca un año consta de 365 días y tiene 18 meses. El ciclo sagrado completo dura 52 años. Según las creencias de los mexicas, cuando se completaba el gran ciclo el mundo dejaba de existir y el Sol corría el riesgo de extinguirse para siempre, y la Tierra de ser dominada por seres de la Noche. Un enemigo debía entonces ser sacrificado para hacer brotar el Fuego Nuevo, después de lo cual sangre y corazones humanos debían, periódicamente, nutrir al dios en los siguientes 52 años. Así llegaba otro ciclo completamente nuevo, había una renovación de lo existente y se encendía el Fuego Nuevo. Cuatro Edades o Soles habían existido en el intento de los dioses por crear al hombre. El Quinto Sol nació en Teotihuacán (precisamente este es el Sol en cuya época vivimos nosotros) y para los toltecas inició la época de Quetzalcóatl, para los mayas, la de Kukulcán. Ni el primero ni el segundo eran los dioses del sol, pero metafóricamente se les llamaba de esta manera porque se les identificaba con la época del Quinto Sol. A eso se debe en cierta medida la personificación del Sol mencionada en los párrafos anteriores, el Sol es un ser capaz de razonar, actuar, dar consejos y salvar a los que lo merecen. El actual gran ciclo de 52 años termina en el 2012. De acuerdo con la interpretación de las antiguas tribus mexicanas, no se trata del fin del mundo que nos predica últimamente la prensa sensacionalista, sino de la renovación, incluso del “despertar espiritual”.

Otro elemento importante, relacionado con el SOL, que aporta mucho a la interpretación correcta del espacio lingüístico y cultural mexicano es el simbolismo del ÁGUILA y, junto con él, el de la SERPIENTE.

El AGUILA, un ave majestuosa, entronca con el Sol, debido a la antigua creencia de que la fusión del águila con el sol provoca rejuvenecimiento. Además se cree que esta ave es capaz de mirar al sol sin enceguecerse, por eso a menudo el ojo aguileño se asocia con el ardoroso rayo solar. La mirada aguileña se extiende hacia la lejanía, la visión del gran pájaro es intelectual y espiritual. Un ejemplo sacado de la novela “Como agua para chocolate”: “¡El mole que había preparado estaba delicioso! …Todos querían saber cuál era su secreto. Fue verdaderamente lamentable que en el momento en que Tita respondía a esa pregunta,… Pedro estuviera cerca y los dos se miraran por una fracción de segundo con complicidad,… pues la vista de ÁGUILA de Mama Elena, a 20 metros de distancia, detectó el destello y le molestó profundamente (9, 58).

Es un símbolo del ímpetu guerrero porque desciende desde lo alto con la velocidad de un rayo y arremete feroz contra la víctima. Además alude al triunfo del espíritu sobre la materialidad, a la luz, y a la energía vital debido a su capacidad de elevarse por encima de las nubes y acercarse al sol.

“Los dioses son muy sabios y si los crearon fue por algo. Por la misma razón que crearon el sol y la luna. La luz y la oscuridad. El águila y la serpiente” (10, 25). Es un fragmento en el cual la interpretación correcta de la imagen del águila es fácil y contradice las teorías mitológicas de los aztecas y mayas, pero no podemos decir lo mismo de la serpiente. Para probar que esta contraposición no es casual citaremos un ejemplo más: “La vida siempre nos ofrece dos posibilidades: el día y la noche, el águila o la serpiente, la construc- ción o la destrucción, el castigo o el perdón, pero siempre hay una tercera posibilidad oculta que unifica a las dos: descúbrela” (8, 62). Además recordemos el escudo de México que representa un águila sentada en un nopal devorando una serpiente. ¿Por qué resultan antagónicas el águila y la serpiente si los dos siempre han sido símbolos mesoamericanos del poder y del saber? En la civilización azteca, el dios Quetzalcóatl incluso era habitualmente identificado como la Serpiente Emplumada porque la serpiente representaba sabiduría. Una de las teorías afirma que la confusión se produjo en la época de la conquista del continente americano y se derivó de la traducción incorrecta de una de las leyendas aztecas, hecha por los españoles, donde figuraba el águila devorando una serpiente, la frase náhuatl que decía “la serpiente silba” fue traducida como “la serpiente es destruida”. El error cometido posiblemente se debía a la aplicación por los españoles de la tradición europea y cristiana de considerar que la serpiente era la encarnación del Mal. Este fue el inicio de la reinterpretación de la leyenda de manera que el águila representara el Bien, mientras que la serpiente representaba el Mal y el pecado. Entonces en la actualidad debemos interpretar esta imagen tanto heráldica, como literaria, como el triunfo del Sol sobre la Tierra, el renacimiento diario del Sol en el amanecer, el cambio diario del Día y la Noche. Pero cuando no se trata de la aparición conjunta del águila y de la serpiente, la última sigue considerándose el símbolo de la regeneración, de la vida y de la sabiduría como en muchos otros sistemas mitológicos.

Otro vocablo cuyo significado va más allá de la explicación que figura en los diccionarios, es el JADE. “Hijito mío, mi alma de colibrí, mi cuenta (una bolita que compone un rosario) de JADE, mi collar de turquesa” (8, 171), – así se dirige Malinche a su hijo en la obra de Laura Esquivel.

Esta piedra semipreciosa de color verdoso con manchas rojizas sobresale en la larga lista de minerales y piedras que los pueblos mesoamericanos utilizaban. Es lo primero que se menciona para hacer al interlocutor admirar la belleza y la grandeza, lo que podemos ver en la siguiente descripción de una de las ciudades aztecas: “Durante el mandato de Quetzalcóatl, Tollan siempre estuvo henchida de grandeza: JADES, corales y turquesas adornaban el mundo; metales amarillos y blancos, metales preciosos, caracoles hermanos de oído,… plumas rojas y amarillas coloreaba esa grandeza” (8, 94).

En el México prehispánico, esta piedra era considerada como símbolo de vida y valorada más que el oro. Se identificaba con el agua por figurar en la mitología como la representación de la diosa del agua; con la vegetación por el color y con el sol porque la piedra pulida que se usaba con fines medicinales para combatir el cansancio y la fatiga, brillaba como el mismo sol.

Por otra parte, la civilización maya utilizó frecuentemente el jade con fines funerarios y se hallaron unas máscaras funerarias de aquella época. Este hecho seguramente se debe al simbolismo muy especial de esta piedra, que es la eternidad. Uno de los artículos del periódico mexicano Diario de Yucatán hace una buena analogía de lo que significaba para los pueblos prehispánicos: “Desde hace cien años, la compañía De Beers ha usado el lema: Los diamantes son para siempre, con el propósito de simbolizar un regalo de amor duradero”. Un príncipe maya habría dicho a su prometida: “Mi amor por ti es tan eterno como el jade. El jade de los olmecas, mayas y aztecas tendrá la misma apariencia dentro de cuatrocientos mil millones de años que la que tiene hoy en día, sí es que nuestro planeta todavía existe” (Diario de Yucatán, 2001).

Sólo mencionaremos una piedra más cuyo uso fue muy extendido por las tierras que habitaban los mexicas, es la OBSIDIANA. Según los diccionarios españoles y mexicanos es una “roca volcánica vítrea, de color negro o verde muy oscuro. Es un feldespato fundido naturalmente, con el que los indios americanos hacían armas cortantes, flechas y espejos” (11). Pero esta explicación no basta para comprender las reflexiones de Malinche en el siguiente fragmento: “(Malinche) observaba a Cortés… Desde que días atrás lo había observado limpiar su armadura y afilar su espada, supo que un viento de obsidiana la amenazaba” (8, 152). Podemos suponer que se alude a la creencia de la época prehispánica de que los dioses de la muerte y la oscuridad protegían el Mictlan “la región de los muertos”. A este lugar iban los que morían de causas naturales, pero el camino no era fácil, había que pasar numerosos obstáculos: piedras que chocaban entre sí, desiertos y colinas, viento de filosas piedras de obsidiana, y un caudaloso río que el muerto atravesaba con la ayuda de un perro que era sacrificado el día de su funeral. Entonces el viento de obsidiana era la amenaza de muerte que presentía Malinche al ver a Cortés tan entusiasmado con su nueva expedición militar.

La clave simbólica de toda cultura y de las obras literarias o artísticas creadas en su seno, está en el sistema de creencias subyacentes que forman un ideario o ideología compartida en cuyo entramado se instalan las ideas nuevas y a base del cual se cristalizan los conceptos existentes en la actualidad. Como escribe G. Simmel, es muy importante acordarnos de las raíces de nuestra cultura para evitar que la cultura moderna, presuntuosamente democrática, encubriéndose en el sentido de libertad, nos ofrezca una mitología basada en la divinización del dinero como verdad abstracta (12). La simbólica emerge a lo largo de la vida humana a través de diferentes manifestaciones culturales y las imágenes quedan grabadas en la memoria colectiva, adquiriendo de esta forma permanencia y un nuevo sentido, porque la imagen de por sí es fugaz y transitoria y se requiere un soporte lingüístico y cultural para que no se desgaste y cobre vida en cada nueva etapa del desarrollo de la humanidad.

LITERATURA

1. Citado por E. Cassirer en Filosofía de las formas simbólicas, vol. I: el lenguaje, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.

2. Farfán L. La plasticidad mítica, Anthropos Editorial, Barcelona, 2001.

3. Cassirer E. Antropología filosófica, Fondo de Cultura Económica, México, 1945.

4. Senner C.W. Los orígenes de la escritura, Siglo XX, México, 1992.

5. Eliade M. Mito y realidad, Labor, Barcelona, 1994.

6. Enciclopedia Universal Sopena, Editorial Sopena, S.A., Barcelona, 1980, t. 8.

7. Esquivel L. Tan veloz como el deseo Random House Mondadori, S.A. Barcelona, 2004.

8. Esquivel L. Malinche, Santillana Ediciones Generales, S.A., 2005, Madrid.

9. Esquivel L. Como agua para chocolate, Bibliotex, S.A., 2001, Madrid.

10. Esquivel L. Íntimas suculencias: tratado filosófico de cocina, F. Meléndez, 1998, México.

11. Diccionario de la Real Academia, 22ª edición.

12. Simmel G. Filosofía del dinero, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1977.

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